Ibiza es uno de los principales destinos turísticos del mundo y no es por casualidad. Pocas islas presentan una personalidad tan definida, tanto a nivel paisajístico como arquitectónico. Las playas y calas ibicencas parecen expresamente hechas para aparecer en postales y el color blanco de sus casas parece iluminarse con el reflejo del radiante sol mediterráneo, creando un contraste con el azul intenso del mar que solo puede definirse como mágico.
Ibiza se asemeja a una perla durante el día, pero sus noches son aún mejores. La marcha nocturna ibicenca es la más animada de Europa y vivirla es una experiencia única.
Índice
Qué ver y qué hacer en Ibiza
A Ibiza no le falta de nada. La diversión está asegurada las 24 horas del día. Unos pueblos encantadores, algunas de las calas y playas más bellas del mundo, actividades de aventura en tierra y mar, tiendas para todos los gustos, desde las más hippies hasta las de las marcas más reconocidas, bares, restaurantes, chiringuitos, discotecas de lujo… Todo cuanto se pueda desear para pasar unas vacaciones inolvidables.
A continuación te mostramos una pequeña muestra de las maravillas que te esperan.
Conocer los pueblos de Ibiza
Los 572 kilómetros cuadrados de Ibiza se reparten entre 5 municipios, que a su vez se subdividen en diferentes parroquias y núcleos de población. No es una isla muy grande y una escapada te permitirá recorrerla en muy poco tiempo y conocer los muchos encantos de sus ciudades y pueblos.
Eivissa, la capital
Además de su conocida e inagotable animación nocturna, la capital de Ibiza cuenta con un maravilloso patrimonio histórico y artístico, en el que destacan sus murallas renacentistas y la Catedral de Santa María de las Nieves, de estilo gótico y barroco. Ambos monumentos fueron construidos en el siglo XVI y están catalogados como Patrimonio de la Humanidad.
Otros lugares de interés son el Palacio Episcopal, el Ayuntamiento, el Museo Arqueológico y la Necrópolis Púnica de Puig des Molins.
Por supuesto, no podemos olvidarnos de las estupendas playas de la capital, como las de Talamanca, Figueretas o d´en Bossa, el precioso puerto, con sus restaurantes y terrazas, y las muchas tiendas del barrio de La Marina.
San Juan Bautista y sus coquetas casas blancas
Sant Joan de Labritja, como se lo conoce en Ibiza, es un pequeño y bonito pueblo lleno de animación, perfecto para disfrutar de sus muchos bares y restaurantes y para ir de shopping por sus tiendas artesanales. No puedes dejar de admirar su iglesia del siglo XVIII y la arquitectura blanca característica del municipio.
Entre las visitas imprescindibles de este municipio del norte de la isla destacan la cueva Can Marça, en Port de San Miquel, con sus espectaculares estalagmitas, estalactitas, lagos y cascadas, así como las calas de una de las zonas más turísticas de la isla, Portinatx, un paraíso para los amantes de los deportes acuáticos.
San Antonio Abad, animación en estado puro
Sant Antoni de Portmany se encuentra a solo 15 kilómetros de la capital y cuenta con un centro histórico con todos los servicios turísticos imaginables. En sus discotecas tendrás la oportunidad de bailar toda la noche y, probablemente, de contemplar el mágico amanecer ibicenco.
Lugares de interés son su iglesia, del siglo XVII, el Faro de Coves Blanques y, claro está, sus muchas playas y calas, como Cala Bassa y Cala Salada.
Santa Eulalia del Río, un destino para toda la familia
Santa Eulalia des Riu es una de las mejores localidades para viajar a Ibiza con niños por su ambiente relajado, sus playas familiares, su extenso paseo marítimo que invita a pasear o a pedalear en bicicleta y sus agradables terrazas en las que dar buena cuenta de la deliciosa gastronomía balear.
Como monumento de interés destaca la Torre d´en Valls, a la que puedes llegar en una bonita excursión con unas vistas inolvidables desde la calita de Pou des Lleó.
Tampoco dejes de visitar la pequeña pedanía de Santa Gertrudis de Fruitera, uno de los rincones más coquetos de la isla.
San José y el Parque Natural de las Salinas
Otra visita ineludible es Sant Josep de Sa Talaia con su arquitectura payesa, sus impresionantes panorámicas, el rico patrimonio histórico que representan sus torres defensivas y su iglesia del siglo XVIII, sus playas de aguas cristalinas y, por supuesto, el entorno único del Parque Natural de ses Salines, donde podrás observar a un gran número de aves migratorias, con especial mención a los flamencos. Ningún amante de la ornitología puede dejar pasar la oportunidad de disfrutar de este paraje protegido.
Disfrutar de las mejores playas y calas de Ibiza
La costa ibicenca tiene una extensión de más de 200 kilómetros y cuenta con más de medio centenar de calas y playas de todo tipo, desde recónditas y vírgenes hasta urbanas con todos los servicios. Es difícil elegir las mejores porque no hay ninguna fea y todas tienen su propio encanto. Veamos algunas de las más conocidas.
En Sant Josep de Sa Talaia destaca Cala Comte, caracterizada por su entorno natural y unos excelentes servicios turísticos. No es muy grande y durante el verano es complicado encontrar sitio si no madrugas. También Cala Tarida, una estupenda opción para ir con niños y donde no te faltarán opciones de deportes acuáticos, como el esnórquel. Por último, no te olvides de Cala d´Hort, integrada en la Reserva Natural de Es Vedrá, Es Vedranell y los islotes de Ponent, desde donde podrás disfrutar de unos atardeceres de ensueño.
En San Antony de Portmany brilla con luz propia Cala Bassa, rodeada de sabinas y pinos y con servicios de hamacas. Al igual que en Cala Comte, es necesario que madrugues para encontrar sitio si viajas a Ibiza en temporada alta. También te gustará Cala Salada, perteneciente al Área Natural de Especial Interés de Es Amunts.
En San Juan Bautista, la cala de San Vicente es uno de los mayores reclamos turísticos, con un animado paseo marítimo repleto de hoteles y restaurantes donde comer buenos arroces y pescados. Es uno de los arenales más extensos del norte de Ibiza, por lo que no suele haber problemas de aglomeraciones.
Entre los muchos arenales de Santa Eulalia del Río te recomendamos Cala Boix, muy segura para que se bañen los niños y con un acceso habilitado para personas con movilidad reducida. Muy pequeñita, apenas 100 metros de longitud, y con una maravillosa tranquilidad.
Por último, tienes las concurridas y ya mencionadas playas de la capital Eivissa, Talamanca, Figueretas y d´en Bossa.
Excursión a Formentera en ferry
Si vas a realizar una larga escapada a Ibiza puedes aprovechar para realizar algunas excursiones fuera de la isla. Muchos visitantes aprovechan su estancia para escaparse a Formentera, un viaje en ferry de apenas media hora y que te dará la oportunidad de conocer los encantos de la isla habitada más pequeña del archipiélago balear.
Cómo llegar a Ibiza
Existen dos medios para llegar a Ibiza: en avión o en barco. Lógicamente, el avión es el medio de transporte más rápido. El aeropuerto está situado a menos de 8 kilómetros de la capital y cuenta con excelentes comunicaciones con los principales centros turísticos de la isla, tanto en autobús como en taxi o coche de alquiler.
En cuanto a los ferries disponibles, salen de Barcelona (9 horas de trayecto), Valencia (entre 5 y 7 horas) y la localidad alicantina de Denia (alrededor de 3 horas).
Dónde alojarse en Ibiza
Como el destino turístico de primer orden que es, Ibiza cuenta con excelentes alojamientos en toda su extensión, pero a la hora de elegir debes plantearte qué tipo de vacaciones estás buscando, tranquilas y diurnas o moviditas y nocturnas.
La zona sur, especialmente Eivissa y San Antonio Abad, es la más “discotequera” y juvenil, con unas noches eternas y bastante ruidosas, mientras que la norte es más tranquila y encaja mejor con un turismo familiar o para pasar unos días románticos con tu pareja. Busques lo que busques, una opción estupenda son los apartamentos y hoteles de la cadena BlauParc.
Ibiza es un destino turístico que está a un nivel inigualable. Alberga todo cuanto se pueda desear para pasar unas vacaciones de ensueño. Es cierto que no es una isla barata, pero se puede afirmar sin riesgo a equivocarse que vale lo que cuesta.
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