En la bella ciudad de Praga existen muchos monumentos y lugares especiales para conocer y disfrutar. Por las calles pueden contemplarse todo el encanto arquitectónico en cada esquina. Pero si hay alguna construcción que marca de manera definitiva el panorama de la ciudad es el imponente puente Carlos Praga.
Algunas de las ciudades con mayor encanto son aquellas que poseen canales y que están atravesadas por ríos. Un toque acuático en un contexto de cemento ofrece siempre un poco de oxígeno, una ventana de alivio y tranquilidad en el medio urbano. En el caso de Praga es el río Moldavia el que atraviesa la ciudad y dota a la ciudad de aire fresco para respirar.
El Puente de Carlos en Praga
Desde siempre el Moldavia ha separado dos importantes zonas de Praga, Staré Mesto ( la ciudad vieja) y Mala Strana ( la ciudad pequeña ). Rápidamente se hizo evidente que las dos orillas debían conectarse, el primer puente que se construyó para tal fin se levantó en 1158 y recibió el nombre de Puente de Judit ( en honor a la esposa del rey Ladislao I). Un centenar de años después, una terrible tormenta destruyó el puente y la ciudad quedó de nuevo incomunicada. Fue entonces cuando el gobernador de ese momento, Carlos IV ordenó la construcción de un nuevo puente, aproximadamente en el año 1357. Las obras de iniciaron y finalizaron entrad el siglo XV. En un primer momento el puente se llamó Kamenny most ( puente de piedra) debido al material del que estaba hecho, también fue llamado durante largo tiempo Puente de Praga. Más adelante, en 1870 el puente recibió oficialmente el nombre del rey que lo hizo erigir, y fue bautizado el puente de Carlos.
Este paso, el segundo puente más antiguo en la República Checa, adquirió velozmente una importancia capital para la ciudad, pues era el único punto en el que se conectaban las dos orillas de la ciudad. A través de sus aproximadamente 520 metros de largo y sus 10 metros de ancho, el Castillo de Praga podía comunicarse con la ciudad vieja, por allí también pasaba parte del comercio existente entre la Europa occidental y la Europa Oriental.
Estatuas puente Carlos Praga
En el proceso de construcción del puente de Carlos en Praga, se invirtió mucho dinero para tal fin se crearon peajes a las afueras de la ciudad. La leyenda dice que la primera piedra se puso el día y la hora en que estaba dictaminado por las cábalas astrológicas y que dentro de los materiales que se usaron para su creación, básicamente piedra arenisca, también podían encontrarse huevos con el objetivo de hacerlo más resistente.
El puente Carlos es el más antiguo de Praga y el segundo que se construyó en la República Checa. A lo largo de su dilatada historia se han desarrollado diversos acontecimientos. No en pocas ocasiones el puente ha sido victima de graves daños. Ya en 1432 se documentó que varios de sus pilares tuvieron que ser largamente reparados. También ha sido testigo de guerras y batallas, como la batalla de la Montaña Blanca o la Guerra de los treinta años. Se dice que en sus bordes fueron expuestas en más de una ocasión las cabezas cortadas de los enemigos de la ciudad.
Para muchos el puente de Carlos es el puente gótico más bello del mundo. Si bien en un inicio era una construcción más sencilla, a medida que iba avanzando en las épocas se le iban añadiendo motivos artísticos y decorativos. Las primeras estatuas barrocas se instalaron en el siglo XVII y en el siglo XVIII. Varias de sus piezas han tenido que ser remplazadas debido a enfrentamientos, inundaciones o incendios.
El puente fue pensado para que pudieran pasar por allí cuatro carruajes de caballos, a principios del siglo XX circuló por primera vez allí un tranvía eléctrico y más adelante se le sumaron autobuses. La segunda guerra mundial trajo también consigo algunas modificaciones. Las obras de reparación y mantenimiento más importantes y recientes se realizaron entre 1965 y 1978. A partir de ese momento se prohibió el tránsito de cualquier vehículo de tracción sobre el puente y fue reservado solamente al paso peatonal.
El actual puente Carlos Praga cuenta con 30 estatuas que constituyen algo así como una galería pública. La mayoría de ellas son de estilo barroco y gótico. Estas figuras fueron instaladas aproximadamente en el siglo XV y XVI y recrean a santos y patronos de la tradición Checa. Los escultores que les dieron forma son algunos de los más célebres de su época como Jan Brokoff y su descendencia y Matthias Braun.
Algunas de las esculturas más destacadas son la de San Vito, San Segismundo o San Vito. También son remarcables las figuras del crucifijo ( que está allí de los inicios del puente) y el calvario y la de San Juan Nepomuceno. Sobre este último santo, la leyenda cuenta que fue martirizado y lanzado al río Moldavia desde el propio puente de Carlos.
Durante el día el puente de Carlos recibe miles de visitantes, además de ser un paso obligado para acercarse a los puntos estratégicos más importantes de la ciudad. Durante la noche el número de paseantes baja drásticamente y alrededor de la oscuridad de río y de su misterioso puente se tejen miles de historias. Una muy popular es aquella que dice que por la noche las figuras cobran vida e interactúan entre ellas.
Una buena manera de definir el puente Carlos Praga es con aquella idea de una galería publica. Aparte de las esculturas hay muchos otros retablos, apliques, escudos y formas que decoran cada rincón. Sobre el puente se instalan diversos artistas que pintan al momento o que venden sus obras de arte.
También hay joyeros y artesanos que convierten el puente en uno de los mejores lugares para llevarse un recuerdo indeleble de Praga. Las vistas que ofrece el puente son las más bellas de la ciudad, desde allí siempre es posible hacer una buena foto y capturar todo el encanto de una de las ciudades con más personalidad de Europa.
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