El Cabo de Hornos es un lugar mítico, envuelto en misterios y leyendas marítimas desde hace cientos de años. La razón principal es su interesante ubicación. El Cabo de Hornos es una porción de tierra que hace parte del archipiélago de Tierra del Fuego. Se trata de la zona más austral del continente americano, ubicado en cercanías de Chile. Pasar por allí, es una de las formas más rápidas de dar la vuelta al mundo.
El Cabo de Hornos es uno de los tres grandes cabos que marcan las fronteras del hemisferio sur del globo terráqueo. Los otros dos están ubicados en África (El Cabo de Buena Esperanza) y Australia (El Cabo Leeuwin). El Cabo de Hornos se distingue por ser el más austral de todos, en este punto se marca la diferencia entre América y la Antártida y allí se unen el océano Pacífico y el océano Atlántico. Su particularidad geográfica hace que este punto sea parte de las más fantásticas leyendas de marineros.
El Cabo de Hornos representa todo un reto de navegación. El encuentro entre las aguas de los dos océanos, el clima austral y las precipitaciones, hacen del Cabo de Hornos un hito marítimo. Recorrerla en vela es toda una hazaña, allí los vientos alcanzan velocidades inimaginables y es posible encontrar icebergs sin ninguna dificultad. Antiguamente, aunque esta era una ruta muy peligrosa se mantenía como una ruta comercial de importancia, hasta que llegó la apertura del canal de Panamá y la modernización de las vías y ferrocarriles del continente.
Actualmente el Cabo de Hornos sigue siendo un punto de atracción para la navegación recreacional. Rodear el Cabo de Hornos es una de las grandes hazañas que cualquier verdadero marinero de vela tendría que cumplir, lograrlo equivale a alcanzar la cima del Everest para un montañista. Poco importa que este trozo de tierra y mar sea considerado el más peligroso del mundo y que miles de marineros hayan pagado con su vida la locura de querer atravesarlo. Certámenes deportivos como la Vendée Globe, Around Alone, el Global Challenge o la Volvo Ocean Race tienen al Cabo de Hornos como escenario.
Por todas estas características el Cabo de Hornos ofrece un tipo de turismo de navegación, como ocurre en gran parte de la Patagonia chilena y argentina. La mejor opción o casi la única para conocer esta particular porción de tierra y mar, es hacerlo en crucero. El viaje brinda mucho más que una aventura de riesgo, se trata de un lugar en el que puede apreciarse la naturaleza en toda libertad, se trata de habitar por un instante el fin del mundo.
Una de las compañías que ofrece un recorrido cómodo y seguro por el Cabo de Hornos es la chilena Cruceros Australis, pero también existen otras. Generalmente, las rutas se realizan durante los meses de abril y septiembre de cada año, de manera que se puedan aprovechar las temperaturas más soportables del año. En esta zona el verano puede marcar una temperatura máxima de 14 grados centígrados, mientras que en invierno, la temperatura mínima apenas supera la barrera bajo cero. Los cruceros parten por lo general de Punta Arenas (en Chile) o de Ushuaia (en Argentina), desde allí los barcos transitan por la Patagonia, pasando por puntos como el canal Beagle o el estrecho de Magallanes hasta alcanzar el Cabo de Hornos.
Hacer un crucero por la zona que circunda el Cabo de Hornos no significa estar simplemente a bordo de una embarcación para contemplar el paisaje y sentir el vértigo de vientos que en promedio alcanzan los 30km/h y que pueden llegar a los 100km/h sin importar la época del año. La mayoría de cruceros incluyen también paradas y desembarcos para desplazarse sobre bastos terrenos de tundra austral, una clase de suelo característico de estas zonas geográficas, pasear por algunos bosques nativos, apreciar algunas especies vegetales o animales características del lugar. De la misma manera pueden hacerse otros desplazamientos más cortos en zodiac para visitar islotes, recorres los glaciares y conocer la Isla de Hornos, la único punto del cabo donde hay algunos habitantes.
Además, justo allí se encuentra el Parque Nacional Cabo de Hornos, una auténtica joya de la naturaleza declarada patrimonio mundial por la Unesco en 2005. Esta reserva ofrece una oportunidad única de conocer especies vegetales y animales únicas. Como por ejemplo las familias de pingüinos antárticos y magallánicos que realizan allí sus procesos de anidación, también pueden apreciarse aves australes, ballenas, delfines y focas leopardo. El parque no está a más de trescientos metros de altura, por lo que ofrece unas vistas únicas hacia el fin del mundo. Estar allí constituye un momento ideal para respirar profundo, pues quizá se trata del aire más puro del planeta. De la misma manera el parque es un lugar ideal para hacer fotografía artística o deportiva, o simplemente tener un recuerdo de este increíble lugar.
En este paisaje brumoso, habitado tan solo por la fuerza de la naturaleza hay lugar para un faro. Una unidad obligatoria de un paso marítimo de este tipo, allí el visitante puede obtener un documento que certifica su presencia en el Cabo de Hornos. Un papel muy apreciado por los navegantes, por lo temerario de la hazaña y muy especial para el recuerdo turístico.
Pocas personas, excepto los navegantes, visitan en exclusiva el Cabo de Hornos. Por lo general, llegar a este punto hace parte de cruceros que incluyen la Patagonia, la Tierra de Fuego y la encantadora ciudad de Ushuaia situada entre valles y glaciares. Sin duda, estamos hablando de parajes naturales sin replica, allí el turismo cobra otro matiz. Se pasa frío, se pasa viento, hay que saber abrigarse bien y estar en seguridad. Pero todos esos sacrificios habrán valido la pena. Muchas personas sostienen que después de estar allí su vida ha cambiado, su relación con la naturaleza y con ellos mismos. Visitar el Cabo de Hornos es mucho más que una experiencia turística es casi una vivencia mística y espiritual.
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