La villa de Madrid es una ciudad imposible de ver por completo en una sola visita. Sus monumentos, museos, parques, pinacotecas, multitud de palacios, iglesias o calles y plazas emblemáticas harán de nuestra visita toda una odisea de proporciones bíblicas. Entre tanto trajín necesitaremos encontrar un momento para descansar. Una vez encontrado el momento nosotros te proponemos el lugar, la Plaza de España.
Situada en la unión de la Gran Vía y la calle Princesa, la plaza está pensada como un jardín compuesto de olivos rindiendo homenaje a las tierras manchegas, lugar en el que se desarrolla la cervantina obre de El Quijote. Y es que desde el momento de su diseño en 1.909 la plaza pretendía tener al universal autor español como eje de la misma.
En el centro de la misma encontramos un conjunto escultórico en el que vemos representados a Miguel de Cervantes, frente a él se sitúan la figura de Don Quijote de La Mancha y Sancho Panza. Tras el escritor y en posición elevada se sitúan obras alegóricas que representan a los cinco continentes leyendo la universal obra literaria. Años más tarde se incorporarían al conjunto la estatuas de Dulcinea y Aldonza Lorenzo.
La plaza está plagada de bancos y espacios verdes en los que sentarse bajo una sombra a descansar mientras apreciamos tan espectacular monumento. Desde la plaza se puede llegar a tener una vista lejana del Palacio Real, así como observar algunos de sus edificios característicos como los imponentes Torre Madrid y Edificio España, o la modernista Casa Gallardo.
Gracias a su situación céntrica, al monumento a Cervantes y a que es un sitio de paso al moverse entre varios de los monumentos de la zona, la Plaza de España tiene siempre un ambiente muy cosmopolita. No debería sorprendernos ver a enormes grupos de turistas tomando fotos de la plaza, pues una de las panorámicas más famosas de Madrid es capturada aquí.
No podemos eludir que si bien durante el día la plaza está llena de vida, durante las noches se vuelve solitaria y algo oscura, motivo este por el que consideramos que no se debe pasear en pequeños grupos después de la hora de cenar, sobre todo en el extremo de la plaza al que mira el monumento de Cervantes.
Teniendo en cuenta este pequeño consejo de seguridad, no lo dudes ni un momento. Pasa un agradable rato sentado en alguno de sus bancos leyendo algo, tomando algún aperitivo o simplemente descansando de todas las maravillas que Madrid nos ofrece.
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