Pacana, Quillay, Palo de Campeche, Tajy, Tala, Timbú… estos son algunos de los nombres que se le quedará en la cabeza o por lo menos se preguntará de dónde vienen desde el pasado fin de semana. Y es que un trozo de la selva de América Latina vuelve a las orillas del Guadalquivir con la reapertura del Jardín Americano, un tesoro que ha estado 18 años, desde la Expo del 92, escondido.
Con menos especies pero más espacio una de las joyas de la Expo se da un lavado de imagen y reabre sus puertas para ocio y disfrute de todos los amantes de la naturaleza y porque no del relax. Este jardín botánico, único a nivel nacional por su contenido en especies americanas, vivió su gran fiesta el pasado fin de semana cuando volvió a recibir los rayos del sol en forma de sonrisas entre sus 400 especies de 21 países latinos.
El recinto ocupa dos hectáreas y se divide en diez espacios donde se organizan la flora. Entre las zonas más destacadas están el Jardín de la Esclusa, que está rodeado de agua de una cascada y a la que se puede acceder por una pasarela; el Jardín de Palmeras, singular por la rareza de sus especies; o el Jardín de la Pasarela, donde hay especies que han logrado adaptarse a las condiciones de Sevilla.
A pesar de estos enclaves y de que se ha aumentado en más de mil metros cuadrados respecto al 92, aún se encuentra sin terminar y faltan detalles como el Aula Bioclimática o el Lago de Ciaboga, donde aún no han germinado sus plantas.
Si uno quiere conocer todo sobre lo que le rodeará por su camino en el Jardín Americano, que ahora está conectado con el Parque del Alamillo, tiene de abril a junio y de octubre a diciembre visitas guiadas de 2 horas de martes a viernes, 9:30 a 11:30 y 12:00 a 14:00 y los sábados y domingos de 11:00 a 13:00 y 18:00 a 20:00.
Por ello, no debe de perder la oportunidad de visitar este fantástico enclave dentro de Sevilla y relajarse unas horas rodeado por la naturaleza primero y por un lugar de ensueño para hospedarse después.
Deja un comentario: